3 Preguntas Claves Que Nos Ayudan a Entender los Evangelios Sinópticos (Primera Parte)
Pretendo compartir tres artículos que nos traerán las tres preguntas que nos ayudarán a entender cómo apreciar mejor el mensaje de los evangelios sinópticos.
Una de las bendiciones más grandes que tiene la humanidad es tener la historia de Jesús de Nazareth escrita en cuatro evangelios. Estas joyas literarias han sido la fuente histórica y testimonial de donde han bebido la fe de millones de cristianos a través de los siglos.
Uno de los desafíos que tenemos como creyentes es el de entender con claridad el mensaje que tienen estos evangelios. Así que, de una manera sencilla pretendo compartir con ustedes tres artículos que nos traerán las tres preguntas que nos ayudarán a entender cómo apreciar mejor el mensaje de los evangelios sinópticos.
Los evangelios sinópticos son aquellos que tratan de organizar de una manera cronológica los acontecimientos relacionados con el nacimiento, ministerio y muerte de Jesucristo en la tierra. Entre estos evangelios encontramos a Mateo, Marcos y Lucas. Es más que aprobado que Marcos fue el primero de estos evangelios escrito y que tanto Mateo, como Lucas bebieron de su fuente para redactar los suyos. Así que, entender la dinámica de uno nos ayudará sin dudas a entender la de los demás.
En esta serie de tres artículos tomaremos como referencia al Evangelio de Mateo que debido a su trasfondo y manera que organiza la información nos puede resultar de mucha utilidad en nuestro propósito.
¿Quién es Jesucristo?
La primera pregunta que los evangelios sinópticos tratan de responder es acerca de la identidad de Jesús de Nazaret. Mateo nos da claros indicios de la persona de Jesús y trata a través de una serie de evidencias de demostrar quién es Jesús.
Su origen humano (Mat. 1:1-17)
Mateo comienza su evangelio haciendo dos afirmaciones que relacionan a Jesucristo con el linaje de David y, por ende, con el de Abraham. Esta afirmación denota claramente la intención de demostrar que Jesucristo es el cumplimiento del pacto de Dios con David (2 Sam. 7:14-16), a quien Dios prometió que levantaría a un descendiente que reinaría para siempre. Además, añade a Abraham como confirmación de que al linaje de éste le daría un descendiente que bendecirá a todas las familias de la tierra (Gén. 22:18). Mateo, reconociendo la necesidad de probar el origen humano de Jesucristo, conecta su genealogía, sin pretender ser exhaustivo, con los descendientes de David y sigue hasta Abraham, pasando por aquellos para quienes la promesa del pacto había seguido en pie.
Su origen divino (Mat. 1:21-23)
Además, Jesucristo también tiene un origen divino. Él sería el descendiente de la mujer (Gén. 3:15) que sería concebido por obra y gracia del Espíritu Santo (Mat. 1:18-20) y que recibiría nombres que estaban totalmente relacionados con el plan redentor de Dios: JESÚS - Yahveh Salva (Mat. 1:21), Emanuel - Dios con nosotros (Mat. 1:23, comp. Is. 7:14).
El origen humano y divino de Jesús nos pone al corriente de que tenemos al Salvador que es hombre y Dios a la vez. Como hombre es el único que murió por nosotros; como Dios es el único que puede salvarnos.
Su aprobación celestial (Mat. 3:17, 17:5)
Dos veces se oye una voz audible desde el cielo confirmando la identidad de Jesús. Estos eventos ocurrieron:
- En el bautismo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. Mat. 3:17.
- En el Monte de la Transfiguración: “Este es mi hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”. Mat. 17:5
La aprobación celestial de Jesús nos confirma su divina identidad. Dios Padre está reconociendo públicamente que Jesús es el que la humanidad ha estado esperando.
Su obra divina
La identidad divina de Jesús fue aprobada por sus obras. Él no es la clase de rey que se queda sentado en el palacio y da órdenes. Él se va al lado de su pueblo para ayudar a los necesitados y para ser el buen pastor que cuida de su rebaño.
- Él tiene poder y autoridad para enseñar las Escrituras. La gente se admiraba de su autoridad cuando enseñaba (Mat. 7:28-29).
- Él tiene poder y autoridad para sanar enfermos (leprosos, gentiles, ciegos, sordos, mudos -Mat. 8).
- Él tiene poder y autoridad para perdonar pecados. El paralítico (Mat. 9:6).
- Él tiene poder y autoridad para controlar los elementos de la naturaleza. Calma la tempestad (Mat. 8:23-27).
- Él tiene poder y autoridad para resucitar muertos. Hija de Jairo (Mat. 9:24-25).
- Él tiene poder y autoridad para cambiar vidas. Mateo (Mat. 9:9).
Con razón cuando Juan el Bautista mandó a confirmar su identidad, Jesús dijo: “Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis. Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio; y bienaventurado es el que no halle tropiezo en mí” (Mat. 11:4-6).
Las obras de Jesús son una confirmación mayor de su identidad como Rey Mesías y Salvador de la humanidad. Él mismo le dijo a los judíos: “Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta cuándo nos turbarás el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo abiertamente. Jesús les respondió: Os lo he dicho, y no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan testimonio de mí” (Jn. 10:24-25).
Su identidad es reconocida
A través de la historia que nos presenta el evangelio, la identidad de Jesús como el Hijo de Dios es conocida por hombres de Dios, por seres espirituales, por sus discípulos y por otros:
- Juan Bautista reconoció la identidad de Jesucristo (Mat. 3:14).
- Los demonios: “Y clamaron diciendo: ¿Qué tienes con nosotros, Jesús, Hijo de Dios? ¿Has venido acá para atormentarnos antes de tiempo?” (Mat. 8:29).
- Los discípulos: “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios” (Mat. 14:33). “Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”(Mat. 16:16).
- El centurión al pie de la cruz, al ver todas las señales relacionadas con la muerte de Cristo, declaró: “Verdaderamente este era Hijo de Dios”(Mat. 27:54).
- Al final del Evangelio de Mateo nos encontramos a los discípulos postrándose a los pies de Cristo y adorándolo. Algo que sólo los judíos se atrevían a hacer con Dios (Mat. 28:9, 17).
La identidad del Rey Redentor Jesucristo queda más que probada a través de todas las evidencias manifestadas en los evangelios. Siempre que se acerque a los evangelios sinópticos, como también al evangelio de Juan debe tener presente esta gran pregunta que todos los seres humanos nos debemos hacer: ¿Quién es Jesucristo? Del reconocimiento y la fe en la persona divina, humana y redentora de Jesús depende nuestra salvación.